Cómo protegerse durante una DANA
Con la llegada del otoño, es común que se presenten fenómenos meteorológicos como las DANA, que pueden traer consigo lluvias intensas y fuertes vientos. Desde Primagas queremos que estéis preparados y…
En este post queremos explicarte de qué manera se relacionan energía y agua, al mismo tiempo que te daremos algunos trucos y consejos para ahorrar en casa reduciendo el consumo de estos dos recursos.
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No podemos vivir sin agua ni sin energía.
El agua resulta un elemento natural fundamental para garantizar la vida en el planeta Tierra. Es, de hecho, un componente esencial para que los procesos biológicos puedan desarrollarse con éxito.
Todos los seres que habitamos este planeta (personas, animales y plantas) necesitamos agua, no solo para hidratarnos o garantizar nuestra higiene. El agua contribuye en la conservación de los ecosistemas naturales y a mantener el clima del planeta regulado.
Por otro lado, nuestra sociedad recurre al agua para promover el crecimiento económico y el desarrollo social, a través de actividades como la agricultura, la pesca, la generación de energía, la industria o el transporte, entre otros.
También la energía es indispensable para la vida. Es imprescindible para satisfacer nuestras necesidades más básicas: cocinar, calentar agua, iluminación y calefacción, entre otros. Se convierte, en definitiva, en un requisito vital para garantizar la salud, el confort y el desarrollo social.
Como mencionábamos previamente, la energía y el agua se encuentran estrechamente relacionadas.
En primer lugar, cabe destacar que todas las fuentes de energía (incluida la electricidad) requieren del agua en sus procesos de producción: desde la extracción de las materias primas hasta la producción de biocombustibles, pasando por la refrigeración de las centrales, el funcionamiento de los biocombustibles o los procesos de limpieza. Por ello, la escasez de agua incide directamente sobre el sector energético, de manera negativa.
Por otro lado, se requiere de energía para poder disponer de agua apta para el uso y consumo humano (incluyendo las tareas de riego). Así, la energía interviene en el bombeo del agua, en su transporte, en su tratamiento esterilizante y en su proceso de desalación.
El agua se establece, además, como una fuente de energía en sí misma. Es el caso de la energía hidráulica, una fuente de energía alternativa a los combustibles fósiles. Esta proviene del agua de los ríos, es renovable y supone el 7% del consumo mundial de energía primaria. Cabe destacar que la energía hidráulica es la única energía renovable almacenable.
La mayoría de las presas hidráulicas que existen en la actualidad están destinadas a la producción de energía eléctrica, a través de turbinas hidráulicas.
Los países que disponen de caudales de ríos constantes y abundantes presentan un gran potencial hidráulico. Por ello, generan la mayoría de su electricidad en centrales hidráulicas.
Como hemos visto, la energía resulta indispensable para que las personas podamos acceder al consumo del agua.
Necesitamos energía en todas las fases de la gestión y desarrollo de los recursos hídricos: captación de la materia prima, transporte, potabilización, distribución, consumo, depuración de los vertidos, etc.
Para que te hagas una idea, la cantidad de energía necesaria para obtener 1 m3 de agua apta para el consumo humano puede oscilar entre 0,37 kWh por m3 (agua procedente de lago o río) y 8,5 kWh por m3 (agua procedente de mar). La cantidad de energía necesaria varía en función de la fuente de agua, dado que los procesos son diferentes.
Como hemos comprobado, el agua y la energía se posicionan como dos recursos escasos, esenciales para la vida e indispensables para el crecimiento económico.
Hasta hace no mucho, la obtención y la gestión de la energía y del agua se gestionaba de manera independiente. Sin embargo, los retos que estos recursos plantean para el progreso humano y para la sostenibilidad medioambiental hacen que ambos se deban gestionar desde una perspectiva integradora, debido, principalmente, a su relación de dependencia. Necesitamos agua para la producción de energía y necesitamos energía para posibilitar el consumo de agua.
Este cambio de percepción se ha concretado a través de la puesta en marcha de políticas específicas en el marco de la transición energética para gestionar el binomio de energía y agua.
Se estima que el 40% del agua que consumimos en nuestros hogares es agua caliente. La energía necesaria para calentar esta agua tiene un valor cuatro veces superior al precio del agua. En este contexto, cabe entender que al reducir nuestro consumo de agua estaremos reduciendo también el importe de nuestra factura energética.
A continuación, te dejamos algunos trucos para ahorrar en el consumo de energía y agua en casa:
Ahorrar agua y energía no solo te proporcionará grandes beneficios económicos, sino que contribuirá a preservar la salud y la integridad del entorno en el que vivimos. El planeta se enfrenta a una crisis medioambiental nunca antes vivida y es necesario el compromiso de toda la sociedad para poder hacerle frente. En esta misión, el consumo de energía responsable se convierte en una actitud esencial.
Y tú, ¿qué medidas adoptas para reducir el consumo de agua y de energía en tu hogar y/o empresa?